Salamanca y el Renacimiento (II)


SALAMANCA Y EL RENACIMIENTO



Antonio de Nebrija impartiendo
una clase de gramática en presencia
del
mecenas D. Juan de Zúñiga.Introducciones LatinaeB.N.E.Madrid.
wikipedia
Antonio Martínez de Cala e Hinojosa, conocido como Elio Antonio de Nebrija, nació en Lebrija (Sevilla), en 1444, fue un gran humanista del Renacimiento, siendo reconocido como el más importante de España. Él afirmaría, que el incorrecto uso del latín en el Medievo “había degradado la filosofía, la medicina, el derecho, la teología, en suma, todas las disciplinas”. En la lengua española alcanzó un puesto prominente, a lo que contribuyó la redacción de la primera Gramática Española”  (ver obra completa), cuyo fin principal era evitar que con el castellano romance ocurriera lo mismo que lo sucedido con el latín. Esta trascendental obra de Nebrija, concluida en 1491, sería la primera Gramática que se hacía sobre una lengua romance, publicándose al año siguiente, complementándose cuatro años más tarde, con la realización del primer “Diccionario” de nuestra lengua.

Sus estudios los comenzó, a la edad de quince años, en la Universidad de Salamanca, obteniendo la graduación, después de cuatro años, en Retórica y Gramática. A continuación se trasladó a Bolonia, donde permaneció diez años, dedicándose al estudio de la Teología, y profundizando asimismo en el estudio de lenguas como el latín, el griego y el hebreo. Allí recibiría igualmente, sin abandonar la Gramática, enseñanzas de ramas como la Medicina, el Derecho, la Cosmografía, y la Historia.

Íncipit y prólogo de la Gramática castellana (Salamanca, 18 de agosto de 1492).


Cuando recaló de nuevo en Salamanca en 1475, revolucionó la enseñanza del latín, logrando a la vez, con su ardua labor en un periodo aproximado de diez años, impartir una excelente formación humanística a amplias generaciones de alumnos. Más tarde, en 1509, instalado otra vez en Salamanca, emprendió, después de haber participado en Alcalá de Henares en la corrección de la “Biblia Políglota”, y desempeñar el cargo de cronista real, una nueva vinculación con la universidad salmantina, ocupando la cátedra de Retórica.

Juan de Fermoselle, llamado habitualmente Juan del Enzina, nació en 1469 en la provincia de Salamanca, habiendo ciertas discrepancias respecto a la hora de concretar la localidad, apuntándose incluso de que fuera natural del cercano pueblo zamorano de Fermoselle. Siendo alumno de Nebrija, quien al parecer le imbuyó el espíritu renacentista, obtuvo en la Universidad de Salamanca el título de bachiller de leyes.

Portada del cancionero del autor, de 1496
Su formación musical al amparo de su hermano Diego, catedrático de música de la referida universidad, la obtuvo principalmente en la capilla de música de la Catedral de Salamanca. Después de permanecer un tiempo en Italia completando su formación, en 1492, pasó a prestar servicio al segundo Duque de Alba, siendo en la Navidad de aquel año cuando tuvo lugar la representación por primera vez de dos de sus églogas dramáticas. En torno a 1496, compondría su espléndido “Cancionero”, obra que muchos coinciden en señalar como el embrión origen del teatro, y que destaca junto a sus obras, precisamente teatrales, “Églogas de Navidad”, y “Triunfo del Amor”. Igualmente sus conocidos “Villancicos”, vienen a ser la culminación de la poesía bucólica española, así como una de las máximas expresiones del arte polifónico en nuestro país.


Viviendo en Roma a partir del 1500, gozó allí de la protección de varios papas, y apreciado como cantante por León X, lo empleó como tal en su capilla. Ordenado sacerdote, cantó su primera misa en el Monte Sinaí, y por concesión papal, en 1519, comenzó a desempeñar el priorato de la Catedral de León. Aunque algunas autoridades lo afirman, no existe constancia de que llegara a ejercer la docencia en la universidad salmantina. Pero de  lo que no hay duda es que su figura responde al ideal humanista de su época, sobresaliendo como un gran erudito que cultivó tanto la música como la literatura, repercutiendo de forma extraordinaria su labor en el fenómeno de la explosión de las humanidades en una o dos generaciones posteriores a la suya.



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